Al joven, de 27 años, lo tenían atado a una silla, mientras uno de los cuatro soldaditos narco que lo habían tomado cautivo blandía un machete y le amputaba cuatro dedos de la mano derecha.
Los agresores no tuvieron piedad y no se detuvieron a pesar de los gritos de la víctima.
Mientras el mantel colocado sobre la mesa de caños se empapaba con la sangre del muchacho, el agresor del machete golpeaba y le cortaba las falanges..